En los 90s, las vacaciones fueron un tiempo de tregua para ellos. Tal vez comenzó a fines de los ochenta; tendría que recurrir a las fotos fechadas para confirmarlo.
Pero lo importante es que fueron unos años en que, por unos días, todo era como debía ser, y fueron una pareja mayor que se acompañaba; caminaban e iban a la playa juntos. El cariño original entre ellos parecía encontrar la oportunidad de manifestarse otra vez, y hoy se ve en sus rostros, al mirar las fotos.
San Clemente, Santa Teresita; sencillos paraísos breves para un amor extraño, conflictivo, de dos hermosas personas con carencias y errores que los sofocaron largo tiempo.
Pero la magia de esos días de verano que podían robarle a la realidad cruel de la discusión cotidiana y los reproches… les abría una puerta de felicidad recobrada. Volvían a ser, se me ocurre, la pareja que bailaba y bailaba en la luna de miel en La Falda. Las ilusiones habían revivido. Había paz.
Y así juntos daban ‘la vuelta del perro’ a la tardecita. Juntos, habrán tomado el cafecito de la noche. Juntos iban después de cenar, a la feria de juegos. a ganar los premios que, llenos de orgullo por la proeza, nos mostrarían luego a nosotros, los hijos que, esas veces, los dejamos solos.
En los 90s, las vacaciones fueron un tiempo de tregua para ellos dos.
Para Andrés y Matilde
25 de marzo de 1958
Ilustración: Joseph Lorusso
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