jueves, 7 de agosto de 2025

El candelabro de los siete brazos (Rafael Cansinos Assens)

 






La noche tiene espejos profundos y opacos, en los cuales se refleja la verdad como

en un pozo.

     Espejos diáfanos, claros y opacos, a la manera de los valles, en los cuales el más pequeño detalle resalta ante los ojos

y que tienen la inexorable serenidad de la conciencia.

     Espejos claros y tranquilos, semejantes a las lunas que descubren los guijarros del sendero;

y ante los cuales el hombre libertino puede contar todas sus arrugas y la mujer impura todas

sus manchas.

     Espejos lúcidos y diáfanos, en cuyo fondo cárdeno se reflejan frentes pálidas, mejillas descarnadas y ojos verticales

como abismos.

     Espejos de reproches y de remordimientos, cuyos cristales se empañan de suspiros y que son como lunas veladas,

bajo el hálito frío de los infortunados.

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