sábado, 12 de abril de 2025

El frenesí de la metáfora (Roberto J. Giusti)






Las personas cultas e inteligentes aún no parecen haberse dado cuenta de la seria amenaza que para la mentalidad argentina representa la mosntruosa retórica, si asi cabe llamarla, que está prosperando- y medrando también- por conducto del diario, el comité y la tribuna y como expresión del informe pensamiento político hoy diá en auge. Estamos en presencia, sin ninguna duda, de la peligrosa crisis espiritual de toda una generación. La enfermedad, antes manifiesta por casos aislados, ahora es epidémica y se propaga en forma alarmante. Estabna antes circunscripta a los editoriales insubstanciales y truculentos de cierto diario grande, que puso en circulación, para la admiración de los bobos y el regocijo de la gente de buen humor, muchas y variadas expresiones y fórmulas que no morirán...

     También hacía estragos entre algunos oradores, y acaso asi se escribiese en los diarios de provincia, pero poco a poco el mal bajó al llano, invadió la ciudad y anda ahora en camino de contaminarse a todos. Porque no conviene engañarse: se trata, ni más ni menos, de un caso de patología social, de un vicio del pensamiento y el lenguaje que está creando en nuestra juventud un sistema de hablar y escribior que participa a la vez del manicomio y la pulpería.

     Muchos factores han contribuido a su propagación y muchas han sido sus causas. Entre éstas, muy poderosas tal vez, la influencia ejercioda sobre los espíritus incultos por la literatura apocalíptica de al´gun inspirado poeta, la prosa audaz de algún prosista, la elocuenmcia desbordante de algún orador de talento a queines no es del caso culpar de los exrtravíos de quienes los han seguido sin su vigoroso estro, ciencia del idioma o innata aptitud verbal. Entre aquellos factores, es menester tomar en cuenta el ambiente que han hecho a tan inconexo divagar las incontables ceremonias patrióticas de los recientes centenarios, con su oratoria de circunstancias en tono heroico, ni las reuniones políticas de quienes, no sabiendo qué decirle al pueblo, tienen que mantenerse en la esfera de la vaguedad y la abstracción. Pero el examen circunstanciado de todas las causas y factores concurrentes pide mucho espacio, y no es mi intención llevarlo a cabo en esta breve nota en que sólo pretendo señalar el mal.

     



Ilustración: Viktor Friedl-Kiss

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